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Desde la Playa del Mal Pas, en Benidorm (Alicante).

El Castillo de Benidorm, que servía de defensa ante las incursiones de piratas argelinos y berberiscos, y del que sólo queda los restos de la muralla, se ha reconvertido en un magnífico mirador, conocido como el Balcón del Mediterráneo, que divide las playas de Levante y Poniente.

Además del mirador, en la imagen se observa el abandonado géiser -fuera de servicio, al parecer, porque el chorro de agua que expulsaba erosionaba el acantilado del castillo- y, al fondo, la Isla de Benidorm.

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